viernes, 28 de agosto de 2009

Para el Instituto Estatal del Empleo los puestos laborales perdidos han sido los más volátiles.

El caso de la señora Ramona Hernández Solís de 60 años, quien en vida logró edificar una casa, al adquirir una tienda de abarrotes y pese a que la mujer perdió la vida hace más de ocho meses, según lo argumentaron algunos familiares, el monto que sería destinado para el pago de sus gastos funerarios, nunca llegó.

Integrantes del programa de micro créditos, dirigido por las autoridades municipales, han puesto el grito en el cielo, luego de que la dependencia donde se gestionan recursos para emprender un negocio, no ha respondido al pago de seguros de personas que antes de morir y que se les cobraba un seguro por semana de siete pesos y que representaría el costo de sus gastos funerarios en caso de perder la vida.
Se trata de personas de escasos recursos como la señora Ramona Hernández Solís de 60 años, quien en vida logró edificar una casa, al adquirir una tienda de abarrotes con el uso del dinero, la cual se localiza en la colonia Villa la Merced y que hoy está cerrada.
Pese a que mujer perdió la vida hace más de ocho meses, según lo argumentaron algunos familiares, el monto que sería destinado para el pago de sus gastos funerarios, nunca llegó.
La dependencia otorga micro créditos desde hace siete años, préstamos a por lo menos 200 grupos de personas, los cuales están integrados por al menos 10 mujeres cada uno, quienes trabajan el dinero y lo regresan en plazos que oscilan en los 20 meses, dentro de la deuda se contempla durante su periodo, una cantidad de siete pesos por semana, como un seguro de vida, en lo que ya no confían sus deudores por las experiencias de otras familias.
Presuntamente un representante de la empresa o aseguradora, administrada por otra intermediaria y que denominan “fantasma”, ha buscado a los familiares de los fallecidos para entregarles cuentas.
Ante los resultados, ha surgido la duda entre los que integran el Programa de Microcréditos, personas de escasos recursos que temen por dejar desprotegidas a sus familias en caso de morir. TYorreón, Coah/Iván Sánchez (Milenio)

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