El sacerdote Raymundo Figueroa Pérez fue destituido como párroco en Playas de Rosarito, por 'faltas graves'
El arzobispo metropolitano de Tijuana, Rafael Romo Muñoz, destituyó por "desobediencia y simonía" al sacerdote Raymundo Figueroa Pérez del cargo de párroco en Playas de Rosarito, quien entre sus "faltas graves" ofició misa durante la crisis sanitaria generada por la epidemia de influenza humana en mayo pasado.
La permanencia del religioso "pende de un hilo" debido a que ha recibido dos amonestaciones escritas por haber incurrido en faltas graves, advirtió el jefe católico quien precisó que el paso siguiente es la destitución.
Romo reveló que el destituido intenta hacerse pasar como víctima al no reconocer las faltas que se le imputan, incluso se ha respaldado en el apoyo de feligreses para evitar su cambio de parroquia, y hasta amenazó al propio arzobispo con exhibir faltas de otros integrantes de la Iglesia católica ante medios de comunicación.
Además, ha incurrido en prácticas de simonía, o de lucro con lo sagrado, al realizar ceremonias católicas fuera de los recintos establecidos, con perjuicio a otros representantes de la Iglesia.
El líder religioso dijo que "si bien (Figueroa) sigue siendo sacerdote aún aceptado en la comunión de la Iglesia diocesana y siguen siendo válidos los sacramentos que celebrara, su contumacia hace que su permanencia como sacerdote penda de un hilo, pues tras la segunda amonestación escrita ya sólo queda la suspensión".
El incidente que motivó una de las amonestaciones verbales ocurrió en mayo pasado, cuando Figueroa Pérez convocó a misa pese a la alerta sanitaria que existía por riesgo de contagio de influenza A H1N1.
Después, el 9 de octubre, Romo Muñoz le envió la primera amonestación por escrito, "tras abundantes amonestaciones verbales por acciones y actitudes graves en las que ha persistido contumazmente durante ya varios años", explicó por escrito el arzobispo.
Las amonestaciones se dictaron por desobediencia, simonía y rompimiento de la comunión con miembros de la Iglesia, pues no sólo ofició misa cuando se dispuso que no debería haber aglomeraciones humanas ante el riesgo de contagio de influenza AH1N1, sino que organizó y participó en ceremonias no católicas en recintos ajenos.
"Dicho acto citado de desobediencia no es el único, sino uno más de una larga cadena de desobediencias tras las amonestaciones verbales que recibió una y otra vez y de las cuales hizo caso omiso una y otra vez", detalló el arzobispo.
Interpretó que el haber convocado a misa abiertamente el 3 de mayo pasado en el contexto de sus actitudes, "era una demostración pública de lo que ya llevaba años haciendo en forma no tan pública: hacer ver que no le importan las disposiciones de su obispo ni la solidaridad que los demás sacerdotes sí demostraron".
Sobre las otras conductas que la Iglesia considera "faltas graves", Romo mencionó la simonía, "una falta que ha venido cometiendo durante años y por la cual le he llamado varias veces la atención".
Se trata de la celebración o coordinación para que otros celebren sacramentos, tanto en lugares públicos prohibidos (hoteles, jardines) como fuera de su jurisdicción parroquial sin permiso (lo cual en el caso de los matrimonios los hace inválidos), así como también en parques y casas en Estados Unidos.
Esto implica invasión de otras diócesis y que se estropeen los trabajos pastorales al aceptar primeras comuniones y confirmaciones sin respetar los tiempos prescritos para la debida preparación, lo que ha motivado múltiples quejas de otros obispos, aseguró el arzobispo tijuanense.
Finalmente, el sacerdote amonestado rompió con miembros de la Iglesia al participar con un supuesto obispo, perteneciente a un grupo llamado "Old Catholic Church, Corp.", el cual se declara abiertamente fuera de la comunión con el Papa. Mayor.
"Es grave y muy lamentable que un sacerdote católico se preste a estos engaños, no respete el ministerio que se la ha confiado, y sin escrúpulos maneje celebraciones inválidas de sacramentos", abundó el arzobispo.
El sacerdote destituido de la parroquia Santísimo Sacramento de Playas de Rosarito fue encomendado a la iglesia Villa de Guadalupe, en Tijuana, sin embargo, ni el religioso ni los feligreses que lo apoyan aceptan el cambio.
Sobre su desempeño dentro de la Iglesia católica, el arzobispo Romo Muñoz reconoció que "ha sido siempre querido y valorado tanto por sus hermanos sacerdotes como por mí debido a su gran entrega y capacidad de trabajo en la promoción de las comunidades eclesiales".
Sin embargo, el jefe católico advirtió que las virtudes reconocidas no justifican las faltas graves en que ha incurrido y por las que ha sido amonestado. Tijuana, BC
La permanencia del religioso "pende de un hilo" debido a que ha recibido dos amonestaciones escritas por haber incurrido en faltas graves, advirtió el jefe católico quien precisó que el paso siguiente es la destitución.
Romo reveló que el destituido intenta hacerse pasar como víctima al no reconocer las faltas que se le imputan, incluso se ha respaldado en el apoyo de feligreses para evitar su cambio de parroquia, y hasta amenazó al propio arzobispo con exhibir faltas de otros integrantes de la Iglesia católica ante medios de comunicación.
Además, ha incurrido en prácticas de simonía, o de lucro con lo sagrado, al realizar ceremonias católicas fuera de los recintos establecidos, con perjuicio a otros representantes de la Iglesia.
El líder religioso dijo que "si bien (Figueroa) sigue siendo sacerdote aún aceptado en la comunión de la Iglesia diocesana y siguen siendo válidos los sacramentos que celebrara, su contumacia hace que su permanencia como sacerdote penda de un hilo, pues tras la segunda amonestación escrita ya sólo queda la suspensión".
El incidente que motivó una de las amonestaciones verbales ocurrió en mayo pasado, cuando Figueroa Pérez convocó a misa pese a la alerta sanitaria que existía por riesgo de contagio de influenza A H1N1.
Después, el 9 de octubre, Romo Muñoz le envió la primera amonestación por escrito, "tras abundantes amonestaciones verbales por acciones y actitudes graves en las que ha persistido contumazmente durante ya varios años", explicó por escrito el arzobispo.
Las amonestaciones se dictaron por desobediencia, simonía y rompimiento de la comunión con miembros de la Iglesia, pues no sólo ofició misa cuando se dispuso que no debería haber aglomeraciones humanas ante el riesgo de contagio de influenza AH1N1, sino que organizó y participó en ceremonias no católicas en recintos ajenos.
"Dicho acto citado de desobediencia no es el único, sino uno más de una larga cadena de desobediencias tras las amonestaciones verbales que recibió una y otra vez y de las cuales hizo caso omiso una y otra vez", detalló el arzobispo.
Interpretó que el haber convocado a misa abiertamente el 3 de mayo pasado en el contexto de sus actitudes, "era una demostración pública de lo que ya llevaba años haciendo en forma no tan pública: hacer ver que no le importan las disposiciones de su obispo ni la solidaridad que los demás sacerdotes sí demostraron".
Sobre las otras conductas que la Iglesia considera "faltas graves", Romo mencionó la simonía, "una falta que ha venido cometiendo durante años y por la cual le he llamado varias veces la atención".
Se trata de la celebración o coordinación para que otros celebren sacramentos, tanto en lugares públicos prohibidos (hoteles, jardines) como fuera de su jurisdicción parroquial sin permiso (lo cual en el caso de los matrimonios los hace inválidos), así como también en parques y casas en Estados Unidos.
Esto implica invasión de otras diócesis y que se estropeen los trabajos pastorales al aceptar primeras comuniones y confirmaciones sin respetar los tiempos prescritos para la debida preparación, lo que ha motivado múltiples quejas de otros obispos, aseguró el arzobispo tijuanense.
Finalmente, el sacerdote amonestado rompió con miembros de la Iglesia al participar con un supuesto obispo, perteneciente a un grupo llamado "Old Catholic Church, Corp.", el cual se declara abiertamente fuera de la comunión con el Papa. Mayor.
"Es grave y muy lamentable que un sacerdote católico se preste a estos engaños, no respete el ministerio que se la ha confiado, y sin escrúpulos maneje celebraciones inválidas de sacramentos", abundó el arzobispo.
El sacerdote destituido de la parroquia Santísimo Sacramento de Playas de Rosarito fue encomendado a la iglesia Villa de Guadalupe, en Tijuana, sin embargo, ni el religioso ni los feligreses que lo apoyan aceptan el cambio.
Sobre su desempeño dentro de la Iglesia católica, el arzobispo Romo Muñoz reconoció que "ha sido siempre querido y valorado tanto por sus hermanos sacerdotes como por mí debido a su gran entrega y capacidad de trabajo en la promoción de las comunidades eclesiales".
Sin embargo, el jefe católico advirtió que las virtudes reconocidas no justifican las faltas graves en que ha incurrido y por las que ha sido amonestado. Tijuana, BC
No hay comentarios:
Publicar un comentario